La tendencia a las muy grandes empresas, ha dejado un hueco importante en el sector del transporte.
El problema es que la crisis y la tendencia
a largo plazo han producido el siguiente efecto en el transporte: por
un lado, la casi ruina del autónomo, y por otro lado el aumento de
tamaño de algunas empresas de transporte. Esta tendencia al incremento
de tamaño, tanto de los operadores del transporte que no poseen
camiones, como el de algunas flotas de transporte en España ha producido
un efecto inquietante sobre las empresas tradicionales.
Esta inquietud se extiende a través de todos los tipos de transporte,
incluso en aquellos que mejor van. Esta inquietud es mayor en aquellas
empresas de transporte que tienen una estructura mayor y que por no ser unas empresas estrictamente familiares, ajustan mas dificilmente sus estructuras a una situación cambiante.
Esta inquietud aumenta con los diferentes sistemas de empresa que se dan
en España, cooperativas, deslocalizadas, etc... Esto se da porque en
España confluyen muchísimos más sistemas de explotación y más dispares que en otros lugares de Europa; es decir, este incremento del tamaño de los operadores logísticos y de algunas flotas de transporte se da por situaciones
de competencia internacional de empresas ubicadas en el Este o de
empresas españoles deslocalizadas en países del Este con conductores
rumanos, búlgaros, checos o húngaros.
En esta situación, crece la preocupación de las empresas que tienen cierta estructura a partir de 30-40 camiones hasta 150, que no encuentran su lugar en este panorama tan golpeado tras la crisis.
Sería bueno examinar cuáles son las macrotendencias de esta situación y ver que movimientos positivos se pueden extraer de ellas.
El aumento de tamaño de algunas empresas españolas, a pesar de que lo estén haciendo deslocalizándose o con conductores de otros países, no tiene por qué ser tan negativo sostienen los gerentes de estas empresas. Creen que abre la posibilidad de contratar a empresas intermedias españolas a las que animan a deslocalizarse. ¿ Sera cierta esa oportunidad ?
El nacimiento de grandes flotas en España, pese a su diferente
origen y sistema de explotación, dicen podría se bueno para el resto de
flotas del país si tiene un efecto arrastre de cuota de mercado europea.
En primer lugar, aseguran que estas grandes flotas son las únicas que
pueden estar en posición de arañar una cuota de mercado entre los
grandes operadores logísticos europeos que manejan las cargas. Será
mejor que España disponga de empresas que tengan una cuota de mercado,
la que sea, que el hecho de que no la tengan alegan.
Es inevitable que, a la par que los clientes en Europa aumentan de tamaño, se concentren los operadores, y para darles servicios se necesiten mayores flotas.
A la espera de que Europa regule de mejor forma la diferencia entre el
operador con flota y el operador sin flota; es decir, que favoreciese
para contratar tener un mínimo de flota, es mejor tener una cuota en ese
mercado, afirman.
La cadena de subcontratación en Europa es clara. Los grandes clientes
pasan las cargas a grandes operadores, que a su vez contratan con
grandes agencias, que a su vez contratan con agencias pequeñas, y estas
con transportistas medianos o pequeños que sean económicos; en este
caso, del sur de Europa, y en concreto, de España, gracias a su gran
flota.
Romper de alguna forma esta cadena de subcontratación es importante para el futuro del sector en España.
¿ Quien tiene razón ?
Sin embargo el sector piensa que las grandes flotas no atraen negocio si
no que quitan buena parte del margen; para conocer el desenlace de este
crucial debate vengan al 21º Congreso Nacional de Transporte en Murcia,
el congreso que siempre les dice la verdad.
lunes, 13 de mayo de 2013
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