La
estrategia de las compañías se basa en desarrollar una infraestructura que
responda al crecimiento de la venta online y, así, mantenerse por delante de sus
competidores, ya que las
previsiones que baraja es que el
e-commerce crecerá desde un 10% del mercado total de venta hasta un 20% en los
próximos diez años.
Con
el fin de captar esta actividad las empresas de logística y transporte, no solo
se ha centrado en crear alianzas con minoristas que venden a través de Internet,
sino también de las capacidades físicas de última
milla.
El
negocio de esta área es importante, ya que cuenta con unos
ingresos de crecimiento del 10,5% anual desde 2009, y ahora representa el
25% de los ingresos en el negocio electrónico. Sin embargo, estas cifras
son inferiores si se compara con el 50% de los ingresos registrados por Royal
Mail en el Reino Unido.
Las
compañías apuestan por este sector y por ello invertirán 750 millones de
euros en los negocios del e-commerce, durante los próximos dos años.
Esta inversión también muestra que las barreras de entrada en la logística del
comercio electrónico son sustanciales y podrían representar una
oportunidad considerable para los proveedores de correo nacionales que cuentan
con una gran cartera de propiedades heredadas.
Por
otra parte, también pueden representar una amenaza a Amazon cuya
estrategia ha girado en torno a la infraestructura logística, pero aún no ha
invertido en la capacidad para la entrega final.
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