En ambos casos, añade, “es fundamental y urgente que la Administración apoye la recuperación de competitividad
del sector turístico, que depende en alta medida de la fiscalidad, la
conectividad aérea y la política aeroportuaria, la unidad de mercado, la
normativa laboral y urbanística o la regulación de los derechos de
autor; factores que en muchas ocasiones nos han perjudicado y aún siguen
amenazando la viabilidad de numerosas empresas”.
Y es que, afirma, “la política turística es fundamental, y hoy, gracias en buena parte a los medios, los Gobiernos y toda la sociedad van asumiendo la importancia de cuidar al turismo como el motor esencial que es para la recuperación de la actividad y del empleo, incluso defendiéndolo de situaciones y riesgos como el que hoy nos preocupa, de las proyectadas prospecciones petrolíferas en aguas baleares y canarias”.
Gabriel Escarrer afirma que "la política turística es fundamental".
Escarrer ha hecho balance de estos últimos 20 años del turismo español
en los que “nuestra industria ha pasado, como en una montaña rusa, de
la exaltación a la depresión, del crecimiento desenfrenado de la oferta,
al hilo del boom inmobiliario, a la contracción y al reajuste a la
nueva situación de la demanda”.
Si, explica, “hasta el histórico año 2007 España parecía la ‘tierra prometida’ para cualquier producto hotelero (vacacional o urbano, de playa o rural, de segmento medio o de lujo) , la crisis afectó de manera terrible a un sector que acumuló desequilibrios y debía, prácticamente, ‘reinventarse’ si quería mantener su liderazgo internacional”.
En esos años, asevera el CEO de Meliá, “aprendimos de errores como convertir los excedentes de la burbuja inmobiliaria en hoteles, o como actuar con una visión cortoplacista, prostituyendo los precios para captar mercado; también hemos aprendido que debemos cuidar los destinos turísticos, que son nuestras ‘fábricas’ y nuestras auténticas fuentes sostenibles de riqueza…. Hemos aprendido que la innovación, la diversificación y la excelencia son las claves para que nuestro país, que tiene tantas fortalezas, pueda competir por calidad en un mundo en el que nuestros hoteles ya no podrán competir por precio con los destinos emergentes”.
Colaboración público-privada
Todavía queda mucho por hacer, según admite Escarrer, quien realiza “un nuevo llamamiento a la colaboración público-privada y público-pública para abordar retos inmensos de los que depende nuestro futuro, como la necesidad de renovación de muchos destinos maduros o la extensión de las temporadas altas".
Si respondemos a estos retos, concluye, “estoy seguro de que nuestro sector sabrá aprovechar las lecciones aprendidas y la fortaleza de la industria turística internacional para salir de la crisis tomando impulso, y proporcionar otros 20 años de riqueza y prosperidad turística a nuestro país”.
Y es que, afirma, “la política turística es fundamental, y hoy, gracias en buena parte a los medios, los Gobiernos y toda la sociedad van asumiendo la importancia de cuidar al turismo como el motor esencial que es para la recuperación de la actividad y del empleo, incluso defendiéndolo de situaciones y riesgos como el que hoy nos preocupa, de las proyectadas prospecciones petrolíferas en aguas baleares y canarias”.
Si, explica, “hasta el histórico año 2007 España parecía la ‘tierra prometida’ para cualquier producto hotelero (vacacional o urbano, de playa o rural, de segmento medio o de lujo) , la crisis afectó de manera terrible a un sector que acumuló desequilibrios y debía, prácticamente, ‘reinventarse’ si quería mantener su liderazgo internacional”.
En esos años, asevera el CEO de Meliá, “aprendimos de errores como convertir los excedentes de la burbuja inmobiliaria en hoteles, o como actuar con una visión cortoplacista, prostituyendo los precios para captar mercado; también hemos aprendido que debemos cuidar los destinos turísticos, que son nuestras ‘fábricas’ y nuestras auténticas fuentes sostenibles de riqueza…. Hemos aprendido que la innovación, la diversificación y la excelencia son las claves para que nuestro país, que tiene tantas fortalezas, pueda competir por calidad en un mundo en el que nuestros hoteles ya no podrán competir por precio con los destinos emergentes”.
Colaboración público-privada
Todavía queda mucho por hacer, según admite Escarrer, quien realiza “un nuevo llamamiento a la colaboración público-privada y público-pública para abordar retos inmensos de los que depende nuestro futuro, como la necesidad de renovación de muchos destinos maduros o la extensión de las temporadas altas".
Si respondemos a estos retos, concluye, “estoy seguro de que nuestro sector sabrá aprovechar las lecciones aprendidas y la fortaleza de la industria turística internacional para salir de la crisis tomando impulso, y proporcionar otros 20 años de riqueza y prosperidad turística a nuestro país”.
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