Esto del transporte se está convirtiendo en un negocio tan arriesgado como la bolsa
La campaña comienza con la sensación de que van a faltar una pila de camiones. Empieza a correr el nerviosismo entre cargadores; y transportistas que no han ampliado suficiente.
Y la desesperación de los que creen han dejado pasar una oportunidad y
la sonrisa de los que creen que han hecho lo correcto. No es que el
transporte no haya sido en España el de carretera sobretodo, una especie
de casino, porque siempre lo ha sido. Desde cuando había que venir
con un jamón o varios a ver al director Catena a Madrid, o para que le
diesen a unos cuantos permisos TIR; esto del transporte ha tenido poco
remedio. Después se quejarán las autoridades de que el sistema de
transporte es el que es y los transportistas tienden a ser unos sujetos
de mucho cuidado. Con los funcionarios y políticos que les mandan, o lo
son, o estarían muertos.
Véase lo que está ocurriendo con la oferta de camiones. Habría que convenir que la principal tarea del legislador y del ejecutivo, es decir de Fomento,
es asegurar una correcta provisión de oferta de transporte, en este
caso camiones por carretera. Pues bien el ministerio después de pasar
desregulando; liberalizando y cooperativizando a toda empresa moviente,
se despachó acabando de un plumazo con lo que según las asociaciones
de cooperativistas con son 12.000 cooperativistas, pero que otros
aseguran no llegarán a ser más de 5.000 camiones reales.
Es decir, que con la introducción en la LOTT de la famosa multa de 6.000
por cada factura que se realice al margen de una cooperativa, el
legislador, es decir la señora ministra de fomento, sin entregarse a
Dios ni a Diablo a suprimido unos miles de camiones en teoría a partir
del uno de enero.
Como en este país también es verdad que muchas cosas de las que hacen
los legisladores no se la cree ni la madre que los parió y tendemos a no
hacer ni el más mínimo caso, pues también es normal que tampoco la
señora Pastor ni su elegante director general de transportes echasen
cuentas de lo que habían hecho en julio con la reforma de la Lott.
Sin embargo este sector del transporte está formado por empresarios
acostumbrados a que les obliguen a invertir fruto del oportunismo y de
los cambios de tendencias. Acostumbrados a cambios en dimensiones; a cambios en la contingentación de las tarjetas, de las cuales ya ustedes no se acuerdan;
a cambios en las normativas sobre los vehículos; a cambios en los
tacógrafos. Están habituándose a invertir en el sector como quien
invierte en la bolsa, es decir, en un casino.
Los más finos que son muchos, se dan cuenta que si lo de las cooperativa
va en serio, si en enero si se pone a multar la Benemérita esto va a
ser un descalabro.
A medida que se se acerca la fecha, aquellos que apostaron, y la
realidad es que no fueron muchos porque sino se hubieran vendido muchos
camiones más, la crisis obliga prudencia; se están dando cuenta de que
la ministra de Fomento, firmó y ahí quedó. Y que visto lo visto, y el
temor que se extiende entre los cooperativistas es que el que no tenga
una tarjeta y su acreditación y capacitación se verá sometido a las
multas de 6.000 euros.
No va a hacer falta que saquen un solo boletín de denuncia los guardias civiles para que el pánico se extienda en el mercado.
Ya se ve que van a faltar camiones. Se ve también como dicen algunos que lo que va a haber es una sustitución de autónomos españoles por extranjeros.
También muchos cruzan los dedos porque este sector es capaz de
reinventarse y jugársela a cualquiera. Pero en lo que es una realidad es
que la sensación del mercado es que van a faltar muchos camiones y que
por tanto hay que poner rápidamente a circular los que se tengan.
Por Armando Estrada
Editor LyT, Ingeniero de Caminos por la Escuela de Madrid, Ingeniero
Civil por el Imperial College de Lóndres, ACGI, PDD, y miembro del
Colegio de Periodistas de Madrid, de la APM y de la F.A.P.E
lunes, 4 de noviembre de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario